Y es que cuando te quedas embarazada y vas a las clases de preparación al parto una de las primeras cosas de las que te hablan es de darle el pecho a tu bebé. Os contaré mi propia experiencia y mi opinión. Lo primero que te cuentan en las clases es lo bueno que es dar el pecho a tu bebé, todas las ventajas que tiene, tanto medicinal como personalmente. Te hablan del vínculo entre madre e hijo y lo especial que es. Pero nadie te prepara para las dificultades que dar el pecho conlleva.
Yo estaba totalmente convencida de dar el pecho a mi hija. Iba a las clases de preparación al parto y donde me quisieran oír proclamando a los cuatro vientos que dar el pecho era mi única opción.
Y llegó el día en el que nació mi hija. Fue un parto complicado pero cuando terminó nos metieron en una habitación a los tres solos, padre, madre e hija. Mi matrona me puso a la niña en mi barriga y me dijo "déjala a ella sola". Mi hija empezó a trepar por mi cuerpo guiada por su propio instinto hacia mi pecho. Y ella sola, sin yo tener que hacer nada se enganchó y empezó a mamar. Aquello fue lo más bonito que había visto. Fue un momento muy especial.
Llegó la noche, y mi hija se pasó toda la noche durmiendo y mamando, yo tumbada bocarriba y con ella encima me la pasé toda la noche, casi sin dormir. Era tan bebé y la veía tan frágil que no sabía cómo ponérmela, y ya no era tan fácil para ella engancharse como la primera vez. Había veces que no se enganchaba y lloraba y lloraba, y yo desesperada llamaba a alguna enfermera que en realidad no sabía cómo ayudarme.
Te hablan de lo bonito que es dar el pecho y de lo bueno que es pero no te preparan para las dificultades que conlleva, además de no tener ningún tipo de ayuda, porque si ya de por si estas perdida, tienes que aguantar frases del tipo "es que es primeriza". Pues por eso que lo soy, debería de haber algún tipo de ayuda para que el dar de mamar a tu hijo no sea un trauma. Si se quiere promocionar la lactancia, debería hacerse con todos los recursos necesarios.
Yo en mi ignorancia y mi poca experiencia, pensaba en que mi hija pasaba hambre y que no comía, no me había subido la leche aún y mi hija se enganchaba constantemente, haciéndome las famosas grietas. Que esa es otra, te dicen que las grietas no se te hacen si le das bien el pecho y tu hija te lo coge bien. Yo tuve grietas con mis dos hijas. Y cada vez que se me enganchaban veía las estrellas, me tenía que preparar psicológicamente para el dolor agudo que sabía que me iba a llegar.
Menos mal, que hay remedios caseros para eso, y seguí los pasos de alguien, que ahora no sé quién me ofreció. Para alguna que no lo sepa, me sacaba mi propia leche, me untaba el pezón con ella, y me ponía al sol de la ventana. Fue lo único que me alivió.
Y por fin llega el día en el que te sube la leche. Yo, gracias a que tenía experiencias cercanas sobre el tema sabía lo que se me venía encima. Empecé a sudar, la leche me salía a chorros, y el pecho me dolía horrores. Mi hija dormía en aquel momento, y terminé por despertarla. Pero ella no me vaciaba lo suficiente para quitarme ese dolor. Me metí en la ducha haciendo caso de los consejos que me habían dado diciéndome que con el calor del agua iría mejor. Mejoró sí, pero seguían doliéndome. Sólo con el paso de los días esa sensación se alivió.
Después de pasar por todos aquellos mal tragos yo seguía empeñada en darle el pecho a mi hija porque estaba convencida de que era lo mejor que podía darle. Y llegó el momento, si ese momento del que te hablan, cuando ya no tienes grietas, cuando ya no tienes subidones de leche, y ya os habéis acoplado madre e hija a vuestro ritmo común. Ese momento en el que disfrutas de dar el pecho a tu hija, cuando tienes ese vínculo especial, en el que te quedas embobada mientras la miras como come, en el que os quedáis las dos dormidas al ritmo de una única respiración. Sí, ese momento llega.
Y por ese momento merece la pena pasar por las grietas, la subida la leche y la preocupación de saber si come lo suficiente o no. Sí, para mí, merece la pena.
A mi alrededor tengo muchos casos, madres que le dan el pecho a sus hijos durante años, madres que desde un principio no han querido darle, madres que no han podido, madres que le han dado el pecho el tiempo que han considerado. Creo, desde mi punto de vista, que cualquiera de las opciones es respetable. Lo mismo que para mí ha sido lo mejor, para otra mujer ha sido una experiencia horrible. No todas somos iguales y hay que respetar cualquier decisión. He visto madres juzgadas por dar el pecho en la calle, y madres juzgadas por darle un biberón a su bebé de días. Todo es lícito, cada madre hace lo que cree que es mejor para su hijo o hija. Y los demás no debemos imponer nuestra opción por creer que es lo mejor.
Solo deciros, como consejo, que si vais a ser madres, elegid vuestra opción y tenerla clara, a pesar de lo que os digan y de lo que vayan a pensar los demás, porque nunca va a llover a gusto de todos, hagas lo que hagas.
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