19/1/15

Una secta

     Hoy me he sorprendido a mí misma pensando que ser madre es como ser de una secta. No dejamos entrar a nadie que no haya pasado una serie de requisitos. El primero de ellos y el más importante, sin el cual no puedes entrar es tener un hijo o hija. Da igual como lo tengas, adoptado, por inseminación, por el método convencional o de cualquier manera. El caso es tenerlo. No es aceptado que sea sobrino, primo, hijo de mi vecina, o que seas su niñera. Si no es hijo propio no puedes entra en ella.

                                                
     Y digo que es una secta porque las personas que están dentro nunca hablan de que están en una ella. Lo niegan rotundamente. Hablan de aceptar a todo el mundo cuando la realidad es bien distinta. 


     Las madres y los padres que estamos dentro de esa secta tenemos nuestros ritos, nuestros horarios de baños, nuestros masajes, nuestra música especial. Cualquier persona de fuera no entendería estos ritos y porque son tan importantes. Así que no se los explicamos.


     El principal motivo por el que digo esto es que me he encontrado con mujeres, que aún no son madres o que no quieren serlo que me han transmitido la misma queja. Contestaciones de madres que les han hecho cerrar la boca de golpe sin opción a réplica: "No eres madre, no lo entiendes", o "cuando seas madre ya me lo contarás".


      Y es que me he dado cuenta de que las madres no confiamos en lo que nos dicen personas que no tienen hijos. No nos fiamos o nos fiamos a medias. Yo me incluyo, ya que alguna vez me ha pasado, y no me siento orgullosa por ello. Porque piensas que ellas, esas personas que no están en la secta no saben lo que hay dentro. 


      Hoy en día está muy de moda las escuelas para madres y padres, a la última que yo fui cuando la psicóloga se presentó como madre de tres hijos, oí suspiros de confirmación. Las madres asentían con la cabeza y notaba un ambiente distendido. Cuando le tocó hablar a la otra psicóloga y dijo que no tenía niños aún, el ambiente cambió. Las madres estaban más distraídas, y aunque lo que contaba también era interesante, ya no era lo mismo. 


     Creo que a veces lo hacemos sin querer, somos empáticas con otras madres y creemos que sólo otras madres pueden enseñarnos cosas. Cuando no nos damos cuenta que también las personas sin hijos nos pueden aportar otra visión diferente. Esas personas no están envueltas en esa espiral que no nos lleva a ver más allá. Esas personas nos pueden sacar de nuestra visión que a veces puede estar un poco sesgada.


      Por eso, cuando una persona ajena a nuestra secta nos dé una opinión sobre algo, no las rechacemos tan rápidamente, pensemos un poco, y sobre todo, no hagamos sentir a la persona que tenemos enfrente que no tiene autoridad para hablar de crianza o de niños. Cuando se es madre cualquier ayuda es poca.


     Yo poco a poco intento salir de esa secta, y aunque busco por Internet, en otros blogs, o en personas de mi alrededor, intento no distinguir entre las que son madres y no lo son.





4 comentarios:

  1. Es cierto que las que somos madres somos una secta. Y que compartimos cosas que quienes no tienen hijos no comprenden. Pero es que és así, guste o no. También nos pasó a nosotras: La maternidad te hace ver a tu propia madre de otra forma, en su plenitud, y darte más cuenta de lo que significa y ha hecho por tí.

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    1. Te doy toda la razón en lo que dices, ser madre te da otra perspectiva de las cosas que no tenías antes. Pero también digo que hay formas de decir las cosas a las que no lo son. No deberíamos deshechar sus opiniones, simplemente por ser madres. Un saludo y muchas gracias por pasarte y comentar.

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  2. Yo intento e intenté siempre escuchar a todo el mundo, pero tengo que admitir que la experiencia es un grado, y que para recomendarme un pescado me fío más de la pescadera que de la panadera, para experiencias con hijos me fío más de una madre, pero intento no generalizar, hay cuidadoras que llevan años y algosaben, aunque el sentimiento cambia.
    Mi cuñada cuidó niños muchos años, y técnicamente hacía lo mismo que cualquier madre, pero esas rutinas y esas cosas que se tienen con las mamis no las entendió hasta que no fue madre, y esto me lo dijo ella. Dar una papilla no es tan difícil, pero el ritual de antes de dormir solo lo entiendes cuando eres madre, o los nombres de algunas cosas. Un besín e interesante reflexión.

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    1. La verdad es que tienes razón en que la experiencia es un grado. Pero a veces deshechamos ideas de gente sin hijos y que tampoco los cuida, sin nisquiera penmsarlo. Estamos tan obcecadas en nuestras opiniones que, a veces nos aturullamos, y una persona desde fuera nos puede dar una visión totalmente diferente y buena. Pero sí tienes razón que cuando eres madre la visión de las cosas cambia. Un besillo guapa y gracias por pasarte.

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