16/3/15

Mi playa



     Mi cuerpo desnudo era bañado por el sol, las olas del mar inundaban mis oídos de música, la sal empapaba mi nariz. Allí tumbada sobre la arena, notaba cada minúsculo grano pegado a mi espalda. Con mi mano izquierda cogía puñados y los dejaba caer, como si de un reloj de arena se tratase, caían sobre mi ombligo llenándolo de lo que hasta ahora estaba vacío. Inundándome de calor y de escalofríos al mismo tiempo. Una brisa de aire me erizó la piel.



     Me incorporé mirando a los lados, una playa solitaria de arena blanca. Una playa entera para mí, para mí y para mis sentidos. En un ligero movimiento de cabeza me di cuenta de que no estaba sola. Unos niños jugaban y reían en la orilla. Se echaban agua el uno al otro corriendo, gritando, disfrutando. Me sorprendí a mí misma gritándoles:

    
    - Tened cuidado no os metáis mucho en el agua.

   
     Una sensación de desasosiego me interrumpió. Aquellos niños empezaron a andar hacía el mar, no hacían aspavientos, simplemente andaban, andaban y se hundían en esas aguas gélidas. No podía moverme, allí sentada los veía con sus sonrisas en la cara, mirándome mientras sus pequeños cuerpecitos los devoraba el mar.

     
     Les grite, les grite perdiendo la voz por el camino. Mi garganta enrojeció, mis pupilas se salían de las órbitas. Mis niños se ahogaban, mis niños se ahogaban. Entre gritos me encontré mirando una sala blanca, mis niños no estaban, la calidez del sol había sido sustituida por la luz brillante de una lámpara de neón. Mi desnudez estaba pulcramente tapada con un camisón blanco. Y dos hombre me sujetaban por los brazos mientras yo pataleaba, me retorcía, gritaba por mis niños ahogados.

     
     Un pinchazo en el brazo y todo se veía mejor. Volví a mi playa, a mi desnudez. Y repetí mi mantra una y otra vez “en la profundidad del invierno, finalmente aprendí que dentro de mi yace un verano invencible”. Unos granos de arena bañaron mi ombligo, y una sonrisa de placidez dibujó mi rostro. 


12 comentarios:

  1. Muy, muy grande tu relato, un mar de sensaciones, de la paz al horror y de vuelta a la paz, pobre mujer... Tremenda angustia aliviada por los fármacos... Y la frase del concurso es una pieza que encaja perfecta en tu espléndido puzzle.
    Un abrazo María!

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    1. Me ha costado un poco encajar la frase, he de reconocerlo. Muchas gracias Edgar. Un abrazo.

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  2. Hola Maria, me gustó como has alternado los momentos de placer y desasosiego de la protagonista. Es como un viaje en la montaña rusa; muy buen relato, la frase como mantra en una situación de desesperación me parece bien posicionada.
    Que tengas un buen inicio de semana.

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    1. Muchas gracias Alejandra. A veces las malas sensaciones pueden venir acompañadas de momentos de consuelo. Un abrazo.

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  3. Me ha encantado como pasas del miedo desgarrador a la placidez del que se sabe a salvo. Un besín.

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    1. Muchas gracias Marigem. Un mundo interior en el que agarrarse. Un besillo.

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  4. Impactante relato, María. Superar semejante trance debe costar un mundo, y si no se tiene para pagar, una tiene que emigrar a pensamientos más felices alejados de la realidad. Me encantó!!

    Un besillo de lunes :)

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    1. Debe de ser muy dfícil. Yo me alegro de no haber pasado por eso, porque no me puedo imaginar lo desgarrador que puede llegar a ser, por muchas veces que lo escriba. Un besillo Julia.

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  5. Mucha angustia, vaya pesadilla más mala. Es tremendo, la imagen de los niños es muy impactante! Muy bueno María, un abrazo

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    1. Muchas gracias Ana. La verdad es que es mejor pensar que es una pesadilla, y que la realidad es el sol y la playa en solitario. Un besillo.

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