Y allí, sentada en
el muelle, noche tras noche. Esperaba sin esperar. Miraba sin mirar. A la hora
de la puesta de sol, se acercaba con su vestido blanco y sus pies descalzos.
A la hora de la salida del sol, se alejaba con su vestido blanco y sus pies mojados. Dejando las huellas de su caminar hasta la noche siguiente.
A la hora de la salida del sol, se alejaba con su vestido blanco y sus pies mojados. Dejando las huellas de su caminar hasta la noche siguiente.
Un micro de una tristeza y belleza extraordinarias. Un instante de calma, desasosiego y resignación. “Esperaba sin esperar". Genial, compañera.
ResponderEliminar¡Abrazo grande, María! ;)
Muchas gracias. Un relato inspirado en la imagen. Un besillo Compi.
EliminarTriste relato que dibujas perfectamente con poquísimas palabras. Muy bonito.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias Conxita. Me encantan los micros. Un abrazo.
EliminarEste pequeño párrafo desangra el sentimiento por una eterna espera un corazón que solo vive en ese trance de la espera, me llegó al alma, gracias por escribir tan bonitas cosas, gracias por tu sensibilidad
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Me alegro poder llegar a vuestras almas. Un abrazo.
EliminarMe ha recordado a la canción del muelle de san Blas de Maná, muy bonito
ResponderEliminarJijiji, no eres la única. Ya me lo han dicho, y cuando me lo dijeron a mi también. Un besillo.
EliminarMe gustaría saber qué le pudo haber pasado a esta mujer. ¿Un amor olvidado? ¿La pérdida de un ser amado?
ResponderEliminarEn pocas palabras me has hecho pensar en varios escenarios. Casi puedo escuchar las olas chocando contra los soportes del muelle. Saludos.
Eso es lo que me gusta del relato, que cada lector puede imaginarse lo que más le convenga. Lo que más le inspire. Me encanta que te hayas podido meter en el texto con tan pocas palabras. Un abrazo.
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