Llevaba
toda la semana aguantando a mi jefa. Me tenía la mesa llena de informes
inútiles que no servían para nada. Y yo atrapada en aquel montón de papeles,
sin hacer el trabajo para el que estaba contratada.
Llegaba
a casa tarde y cansada, Toni me esperaba siempre con la cena hecha, esperando
para ver alguna película y charlar un poco. Mis monosílabos acabaron por
cansarlo, y las noches se convirtieron en peleas campales.
Hoy es
viernes, he decidido que me voy a dar un respiro, estreno vestido rojo, me
ducho, me despejo, y me voy a comprarme unas sandalias. Ando sola por la calle
cuando noto que alguien me sigue, una mirada que me devora. Miro a los espejos
de los escaparates, no encuentro a nadie, pero noto esa mirada que me sigue.
Llego a
la tienda de zapatos y mientras me estoy probando unas sandalias doradas
preciosas, levanto mi mirada y allí está ella. La mujer más bella que había
visto en mi vida me sonríe. Le devuelvo la sonrisa. En ese preciso momento sé
que me he enamorado para siempre. Ella es el amor de mi vida. Además, ese
vestido rojo, ¡Le sienta tan bien!
Genial, María! El amor a los demás comienza, siempre y sin lugar a dudas, por el amor bien entendido hacia uno mismo. Muy buen micro!! Besitos. :-)
ResponderEliminarPor supuesto, si no nos queremos, imposible querer a los demás... Un abrazo.
EliminarUn relato sensacional, María. Di que sí. El amor empieza por amarse a uno mismo, enamorarse de nuestra propia esencia y, porqué no, de nuestro físico. Un saludo, reina.
ResponderEliminarSí, el amor a uno mismo está infravalorado. Nos tenemos que querer, para querer a los demás. Un besillo.
EliminarMuy bonito María, ojalá fuéramos mucho más amables con nosotros mismos y en lugar de "machacarnos", nos cuidásemos y mimásemos mucho más.
ResponderEliminarQuererse uno mismo es fundamental para poder amar a otros.
Un saludo
Totalmente de acuerdo contigo. Un besillo.
EliminarNo te lo había comentado, pero muy bonito! Siempre hay que empezar a quererse a una misma para poder querer a los demás
ResponderEliminarPor supuesto, aunque la idea fue de una personita que sabe mucho de estas cosas. Yo solo la llevé a cabo. Muchas gracias por tus inspiraciones. Me llenan de letras. Un besillo princesa.
EliminarOstras, pues no le había pillado hasta que no he leído el primer comentario. Es muy bueno, María, sobre todo por cómo está escrito el último párrafo que no había entendido, pero que una vez lo haces, te das cuenta de lo bien narrado que está. Un espejo, jaja, quién me iba a decir a mí que no pillaría eso.
ResponderEliminarPor otro lado, el mensaje del relato es bonito y sensacional. Como dicen, primero hay que amarse a uno mismo...
Te pille con un espejo, jijiji. Me alegro que al final lo hayas pillado. Creo qeu soy mas ambigua de lo que pretendía en mis relatos. Jajaja. Un besillo.
EliminarNo, en este está bien expresado; otra cosa es que yo sea torpe, jaja.
EliminarJijiji no creo que sea torpeza, es que a veces no vemos lo que otros ven. Un besillo.
Eliminar