Te
sentaste enfrente en aquel vagón de tren, te miré, me miraste, me atrapaste. Te
sonreí, me devolviste la sonrisa. Bajaste en la siguiente parada, y yo me quede
quieta, inmovilizada, mis piernas no respondían, no podía seguirte.
Me
subía en ese tren todos los días, lo necesitara o no, en el mismo vagón, a la
misma hora. Me bajaba en tu parada y te buscaba, entre la gente, en los bares,
en las tiendas. Hasta que un día me volviste a sonreír.
Desde
entonces somos uno, tú y yo comiéndonos a besos. Y a pesar de tus temores, a
pesar de esa enfermedad que empaña tu sangre.
Sabes que eres tú, y solo tú el que me revuelve, el que me enamora, el
que me hace respirar.
Sin tus
besos, sin tu aroma, sin tu cielo, sin tus labios, sin tu sabor yo ya no soy
nada, eres tú el mundo de mi mundo, eres tú la risa que sale de mi boca, la alegría
que me envenena. Tú y solo tú.
Gracias, excelente.
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte y leer.
EliminarUna sola mirada puede desencadenar en el mundo de uno, la chispa de un amor eterno. Precioso y evocador micro, María. Me ha encantado.
ResponderEliminar¡Abrazo, Hermana de Letras! ;)
Muchas gracias Hermano de Letras. Las miradas siempre tienen algo especial. Un besillo.
Eliminar¡¡¡Aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiix!!! *-*
ResponderEliminar¡Que me Love muchooooo!
¡Qué Prechiosidad, María! #SeSabe
Y esa Canción... ¡De mis Prefes!
¡Menos mal que me descubriste a este maravilla de Mujer! ¡Que sus Letras se te cuelan por dentro! ^w^
¡Como las tuyas!
¡Qué Palabras más Tontis para los Días Tontis! *-*
Mi Sonrisa y yo te dejamos un montón de ¡Besoteeeeeeeees! ;)
El amor por los cuatro costados. El romanticismo viene bien de vez en cuando... o siempre. Jejeje. Un besillo.
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