Un nuevo amanecer
Sentado frente a aquel amanecer que no vería nunca más y con
un vaso de agua turbia en la mano. Recordaba aquellas tardes que jugaba en la
playa con sus hermanos mientras el sol se escondía.
Entonces no le dio
importancia, ahora sabía que aquel mural de su pequeño cubículo nunca podría
sustituirlo.
Qué chulo, tus cortos me encantan porque siempre tienen un giro inesperado, algo difícil de hacer con tan pocas palabaras. Besos.
ResponderEliminarMe encanta hacerlos y sobre todo, sorprenderos. Un besillo.
EliminarTriste es cuando la belleza exterior se torna solo un esbozo en una prisión. Un micro de impresión. Abrazo, Hermana de Letras.
ResponderEliminarSí lo que pretendía enseñar es que no hay más amaneceres, porque el mundo se ha acabado, pero supongo que sin el contextodonde iba, es difícil de adivinar. Un besillo Hermano de Letras.
EliminarEfectivamente no se entiende que es el fin del mundo, pero porque no lo indicas de una manera más clara sin llegar a decirlo. Sin embargo, yo le había dado el mismo sentido que Edgar, el de un hombre encerrado (por alguna razón), que jamás volvería a ver el mundo exterior, y que mirando ese cuadro, esa parte postiza de la realidad, empieza a valorar más lo que hay fuera... Por lo que me gustó mucho.
ResponderEliminarOtro abrazo, mamá escritora.
Tienes raz´n, no lo nombro, podría ser cualquier cosa. Ahora que lo leo en la distancia, queda ambiguo. Entiendo que hayáis entendido el texto así. Un besillo.
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