Empujaba sin descanso
mientras notaba como todos sus huesos se abrían como nunca antes lo habían
hecho. El sudor le bañaba el cuerpo entero, voces de ánimo a su alrededor, un
cansancio extremo, el último esfuerzo y todo habría acabado.
Unos llantos la hicieron ponerse alerta. Quería dormir, dormir todo el día. Estaba agotada. Pero un peso nuevo sobre ella la hizo despertar. Un cuerpo desnudo lleno de sangre y líquidos viscosos descansaba en su regazo. No le dio asco, lo abrazó con ternura y miro aquella carita. Le cogió su pequeña mano y cantó la canción que siempre cantaba cuando estaba dentro de ella. La sala se quedó en silencio, todos escuchaban. El pequeño abrió los ojos, unos ojos verdes que buscaban el consuelo de una voz.
María, bellísima semblanza de un momento que, marcando la vida de cualquier madre, es difícil de describir con palabras. Me ha gustado mucho. Besitos.
ResponderEliminarMuchas gracias. Sí que es difícil, porque para cada madre es distinto. Y cada sentimiento diferente, aunque creo que se parecen bastante. Un abrazo.
EliminarCoincido con Juantobe amiga, muy bello momento contado de manera sublime. Felicitaciones. Besines.
ResponderEliminarMuchas gracias Carlos. Es difícil describirlo, me alegro haber hecho algo parecido a la realidad. Un besillo.
EliminarNadie puede vivir un suceso como este igual que una madre. Yo he sido padre, no quiero mentir, sentí dicha, gozo, alegría. Pero nada comparable al amor por un hijo de una madre.
ResponderEliminarEl hombre que te diga que te entiende y comparte este sentimiento MIENTE
Un abrazo
Ayyyy es que como el amor y el cariño de una madre no hay nada. Ella es la que te da mimos cuando nadie lo hace, y la que te comprende en los momentos más duros.
EliminarAunque los padres también tienen un super papel.
Un abrazo.
Muy buena narración, María!
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias. Me alegro de que te haya gustado. Un besillo.
EliminarEn los partos de mi mujer experimenté una sensación increíble, la ciencia ficción más real y visceral que uno pueda vivir. Mi mujer era la heroína en la acción de aquel instante. Lo has plasmado con gran belleza e intensidad, como solo una mamá escritora podría hacerlo. Genial, María.
ResponderEliminar¡Abrazo, Hermana de Letras! ;)
Muchas gracias Edgar. También es difícil ser el espectador de algo que no puedes controlar. No puedes ayudarla en su dolor, solo apoyarla con tu presencia. También hay que valorar a los papás por ese momento.
EliminarUn besillo.
¡Excelente relato! Describes muy bien el primer encuentro entre una madre y su hijo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando vives las cosas es más fácil hablar de ellas. Muchas gracias Felipe.
EliminarUn abrazo.
Hermosa narración de una de las cosas más bella que existe en el mundo: el nacimiento. Y como no podía ser de otro modo, con detalles que solo una madre puede conocer. Un abrazo, María.
ResponderEliminarSí el nacimiento es algo hermoso, aunque difícil de describir. Me alegro haber conseguido llevaros una parte. Un besillo
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