Recuerdo
aquel día como si fuera hoy. No era un día lluvioso, no, la lluvia no caía
mojando las ventanas. El sol brillaba en lo alto del cielo. Las calles estaban
abarrotadas de gente. Todo el mundo salía al olor del buen tiempo.
Nosotros sentados en aquella terraza no estábamos felices como el resto. Tú no habías tocado tu café y yo me había bebido aquel zumo de un tirón. Mi boca seca me pedía más, pero no quería alargarlo. Tus lágrimas corrían por tus mejillas como debería haber caído la lluvia que tanto anhelaba.
Yo te decía que no podía ser, que no íbamos a ninguna parte. Tú no suplicaste, no imploraste. Lo aceptaste como si fuera algo inevitable. Pero tus lágrimas te traicionaban. Te levantaste sin decir siquiera un adiós. Supongo que era lo mejor.
Después de casi un año sigo pensando en ti. En tus caricias, en los besos que me diste, y en los que se quedaron atrás. En tu sonrisa, en ti. Me cuesta tanto olvidarte.
Hola de nuevo!
ResponderEliminarQue bonito relato, pero que triste, me dio mucha pena. Me gusta mucho como escribes, enhorabuena por este relato y por tu blog!
Encantado de volver a leerte! Un abrazo!
Muchas gracias por tus palabras. Me encanta que te guste. Es un poco triste sí, pero la canción también. Un besillo.
EliminarVaya no había leído este post, esa canción simplemente tiene magia y trae tantos recuerdos...
ResponderEliminarSaludos María.
La verdad es que la canción me encanta. A pesar de los años pasados me cuesta tanto olvidarla.
EliminarUn besillo.