Los
cinco de negro, ataviados con capuchas. Nuestros pasos se dirigían directamente
al cementerio del pueblo. Como en todos los pueblos siempre se decía que se
oían voces y los muertos salían de sus tumbas. A nuestros dieciséis años, estábamos
sedientos de aventuras.
Yo llevaba la ouija, Laura la botella de tequila que le había robado a su madre y los demás seguían nuestros pasos cogidos de la mano.
Lo que pasó aquella noche no se lo hemos contado a nadie, hasta hoy.
Nos sentamos ante las lápidas más antiguas del cementerio, en círculo con la tabla en medio. Sabíamos que por la mañana aquello se llenaría de vivos visitando a los muertos que ahora visitábamos nosotros. Fuimos pasando la botella, y bebiendo, mientras nuestras manos se deslizaban por la tabla.
Cualquier sonido era motivo de un grito ahogado, mirábamos a nuestras espaldas continuamente.
De repente susurros a nuestro alrededor, sombras acercándose a nosotros con sus manos acusadoras en busca de alguna víctima.
- ¡Arriba holgazanes! ¡Qué poco respeto a los muertos!
El sepulturero nos zarandeaba, mientras cientos de ojos nos miraban reprochando nuestra conducta. El sol nos deslumbraba. Nos habíamos dormido.
Esto nos ha pasado a casi todos, más o menos. Siempre sugerentes tus relatos María, un día te tomo la idea para hacer uno parecido...si me dejas.
ResponderEliminarPor supuesto que te dejo.
EliminarLa verdad es que yo siempre he sido muy miedica y nunca he jugado con ese tipo de cosas.
Un besillo.
Muy bueno el relato.
EliminarPensé que todos los muertos habían salido de sus tumbas, ja ja ja.
y a todos les había dado un infarto.
Un gran abrazo.
No, todos están en sus tumbas a gustico.
EliminarJijijiji
Un besillo.
Uhhhhhh, miedito!
ResponderEliminarBesos
No sé yo... Jajajaja
EliminarUn besillo.
Jajajjajajja. ¡Malditos críos!- debió pensar el sepulturero. Lo de la ouija pierde toda magia e interés sin la botella de tequila. Es fundamental para el contacto con el más allá...
ResponderEliminarBesos, María.
La verdad es que seguro que no son los primeros que encuentra el sepulturero.
EliminarUn besillo.
Jajajaj, me encanta!!!! Yo soy muy de historias de cementerios y sepultureros, tuve una época en que escribía mucho de eso.
ResponderEliminarEstá genial. Besos.
¿Ah sí? Yo la verdad es que no soy muy fan del miedo. POrque es para un concurso, que sino...
EliminarJajaja
Un besillo.
Todos, de críos, hemos buscado la aventura y tentado a la suerte. Fantasmas y espíritus nos acechaban por la noche en sueños pero lo pasábamos muy bien escuchando historias "de miedo".
ResponderEliminarGratos y tenebrosos recuerdos.
Un abrazo.
Ay yo no. De verdad que nunca me han gustado. Soy muy miedica. Mi hermanasí, ella es mucho más valiente que yo.
EliminarUn besillo.
No sé a qué temerán más de ahora en adelante, si a los muertos del cementerio o al castigo de sus padres jajjajajaja. Muy divertido :)
ResponderEliminarUn besillo!!
Si la verdad es que de miedo tiene poco. No me ha salido todo lo oscuro que debiera. Jajajaja
EliminarUn besillo.
Yo estoy con Julia, da más miedito el chancletazo de una madre, jeje ;)
ResponderEliminarUn besito. :)
Pues sí porque cuando las madres nos ponemos... jajaja
EliminarUn besillo.
Muy diver la historia, se ve que no estaban preparados todavía para pernoctar!! jajaja
ResponderEliminarSe ve que no. Los muchachos no crearon el ambiente perfecto.
EliminarUn abrazo.
Si es que no se puede ir al cementerio con una botella de tequila, si fuera de otra bebida menos fuerte todavía, pero con eso te expones a quedarte frito y pasa lo que pasa con el sepulturero jaja. Un beso.
ResponderEliminarPues sí, el tequila es lo que tiene. Y no me quiero ni imaginar el dolor de cabeza.
EliminarUn besillo.
Hay que nervios Maria, ese sepulturero zarandeándolos casi me hizo hacer pipi del susto!! Besito!
ResponderEliminarJajajaja teniendo en cuenta tus relatos, esto para ti es light.
EliminarUn besillo.
Que buen relato María, ha estado genial!!
ResponderEliminarUn abrazo rompecostillas para vos.
Muchas gracias Andrés. Otro super abrazo.
EliminarBuena historia y que bueno que a los protagonistas los hubieran encontrado los vivos y no las almas de los muertos
ResponderEliminarSería un gran final, seguro que hubiera dado más miedo que el mío, jejeje.
EliminarUn abrazo.
Uysss!, si lo sé te leo en la mañana,es q a estas horas...( q quiero dormir despuesss María) .
ResponderEliminarMe ha encantado.
Te sonrío con el Alma.
Muchas gracias. Bueno tampoco da tanto susto. Se puede leer. Espero que hayas dormido bien.
EliminarUn besillo.
Je, je... Creo que sí, que casi todos hemos tenido alguna experiencia similar (ahora la recordamos con risitas, pero entonces...) Y esos cementerios de pueblo, lugares donde la imaginación se pierde entre las tumbas y nos deja solos ante el peligro, jua, jua. Muy bien escrito y con un final de ¡espanto!
ResponderEliminarBesos
La verdad es que los cementerios de pueblo siempre me han aterrado. Jamás me he atrevido a entrar a alguno.
EliminarUn besillo.
Siempre he querido ir a un cementerio a hacer una psicofonia, pero nunca tuve el valor de hacerlo, mucho menos una ouija!!
ResponderEliminarMuy bueno María Besin ;)
Uy que horror, jamás se me ocurriría hacer eso.
Eliminar¡Qué valor incluso el pensarlo!
Un besillo.
Buen relato compañera filóloga :)
ResponderEliminarUn beso!
Muchas gracias Compañera Filóloga.
EliminarUn besillo.
El miedo les visitó de día, :)
ResponderEliminarNos tenías expectantes, muy bueno María.
Hay cosas con las que no se debe jugar... jiji
Besitos!!!
Por supuesto hay cosas con las que no se puede jugar. Creo que ellos no lo sabían bien.
EliminarUn besillo.
Tequila, Ouija y un cementerio... Es de noche y los espíritus esperan la llamada de los vivos, mas son los mismos vivos los que despiertan a esos chavales que se han quedado dormidos. Un micro que se adentra en el terror para recibir un manotazo (o un zarandeo) de la mismísima realidad. Muy bueno, María.
ResponderEliminar¡Abrazo, Hermana de Letras! ;)
Sí a veces las cosas no suceden como queremos. Y por mucho que prepares el terror, a veces este no llega.
EliminarUn besillo Hermano de Letras.
Para hacer botellón, tranquilo es, y tanto que hasta sueño da. Muy bueno.
ResponderEliminarAbrazo!!!
Eso sí, alli no se oye ni un alma. ¿O si?
EliminarParece ser que no.
Un besillo.
Enternecedor y un final que no se espera!
ResponderEliminarMuchas gracias. La verdad es qeu mucho miedo no da, pero es algo diferente.
EliminarUn besillo.
Jajajaja. Me ha gustado mucho , María. La verdad es que me he reído con ese final.
ResponderEliminarUn besico.
Jijijiji, es que dar miedo no es lo mío. Sí acaso un poco de humor.
EliminarUn besillo.
Vaya susto! Me ha encantado María Yo no sería capaz de estar ni de noche ni de día por esos lugares. Besitos guapa
ResponderEliminarNi yo, eso se lo dejo a los valientes.
EliminarUn besillo.
Me ha gustado mucho María! Tiene todos los ingredientes para ser de puro gore, pero me encanta como le das el giro a la situación descuadrando al lector. Genial ; )
ResponderEliminarJijjji, es que el miedo no es uno de mis fuertes.
EliminarUn besillo.
Muy bueno María. Fantastico.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Óscar.
EliminarUn besillo.
Me encantó esta aventura juvenil, con muy buen atmósfera y final inesperado.
ResponderEliminarAbrazo!!
Me encantan los finales inesperados.
EliminarUn besillo.