A mis
ochenta años ya me había hecho mayor para estas aventuras. Ese sería mi último
viaje. Me dirigí a mi escritorio en mi despacho. Me senté en mi silla de cuero,
abrí el primer cajón de mi derecha, y saqué mi pluma naranja. Me acomodé en el
sillón, mojé la pluma en tinta y la dejé vagar entre los folios blancos.
Las paredes del cuarto se
abrieron, los muebles volaron a algún sitio desconocido, un sol brillante me
cerró los ojos, el sonido del mar llegó a mis oídos. Mientras seguía escribiendo
sobre una mesa invisible, levanté la mirada, y a lo lejos pude ver mi barco, la
bandera pirata ondeaba en lo más alto.
Los folios desaparecieron, dejándome solo con
mi pluma, ahora convertida en mi fiel espada. Mi senectud había desaparecido con
el resto de la habitación. Había vuelto. Ya no habría más viajes. Aquel sería
el último.
Ohhh! El fin pero después de una vida cargada de aventuras (las mejores aventuras salen de nuestra propia cabeza). Muy buen micro María. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Ana. Si, es verdad que ha vivido muchas aventuras. Se puede dar por satisfecho. Un besillo.
EliminarLa vida pirata, es la vida mejor!!!
ResponderEliminarSin estudiar, sin trabajar ¡Ohhhhh! La botella de ron.
EliminarMe ha encantado María, una brillante fotografía de un escritor de aventuras a punto de realizar su última travesía en su barco pirata, la pluma es la espada más afilada del mundo... ¡Genial!
ResponderEliminar... Me ha hecho pensar en Billy el Tuerto de los Goonies, un grato paseo por la infancia...
¡Un abrazo compi!
¡Ohhhhh! Como me encanta Billy el tuerto. Ahora se la he puesto a mi hija de cuatro años, y ya sabes, lo que pasa con las películas con los niños, hasta la saciedad. La cosa es que no me canso de verla. Un besillo compi.
EliminarPrecioso tu relato, evocador y sentimental¡¡
ResponderEliminarun abrazo¡
Muchas gracias Clara por tus palabras. Un besillo.
EliminarEnhorabuena, me tocó el corazón
ResponderEliminar¡Como me gusta oír eso! Lo mejor de escribir es tocar el corazón de la gente. Un besillo Rosa.
EliminarBrillante micro. El último viaje de un escritor a su mundo, el cual se ha convertido en el real, dejando atrás el ficticio, para no volver más.
ResponderEliminarDirecto y narrado con solemnidad casi mágica.
Muy bueno.
Saludos, María.
Muchas gracias Ricardo. La magia nunca puede faltar en las letras. ¿Qué sería del escritor sin esa magia? Un abrazo.
EliminarSaludos, excelente mito, nostálgico y a la vez estoico de una vida de aventuras. Éxitos!
ResponderEliminarMuchas gracias Mery. ¿Qué es una vida sin aventuras? Un besillo.
Eliminar¡Ay! ¿Te imaginas que cantidad de Aventuras tenemos cada uno en nuestra Mente? Si nos abrieran el Cerebro y pudieran salir todos nuestros Personajes, más allá de las Letras que le dieron vida... Sería... ¡Sería un Caos total! ¡Pero el Caos más genial!
ResponderEliminarAlgún día todos iniciaremos nuestro último viaje y podremos decir que aquí coincidimos... Haciendo lo que más nos gusta: ¡Escribir!
¡Besines! ;)
Ay si todos nuestros personajes se unieran sería un batiburrillo de lo más raro. Como tú bien dices, un caos total. Pero seguro que se lo pasarían genial, y nosotros, yo creo que más. Un besillo.
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