Ella
tenía catorce, él tenía quince. Ella lo miraba cuando él no la veía. Él la
observaba cuando ella reía. Y los dos en su mundo pequeño, en ese mundo de
imaginación, en ese mundo de que pasaría sí…
Ella
escribía su inicial en los libros, a lápiz, para borrarlos corriendo. Dibujaba
flores y corazones encima para que no se notara la letra, la letra por la que
suspiraba.
Ella
hablaba con él sin mirarlo a los ojos, y él buscaba su mirada con pequeños
chistes para hacerla reír.
Y
después de miradas a ratos y sonrisas furtivas, después de lápices gastados, de
titubeos, de nervios, de manos sudorosas, de corazones descontrolados. Después
de salvar los obstáculos de la edad, los miedos del rechazo.
Una
mano se agarró de otra. Despacio, con cuidado, con timidez, un dedo toco otro
dedo ajeno, lo acarició lentamente. Miradas al frente, cuerpos rígidos,
corazones galopantes. Sentidos en dos manos, dos manos ajenas. Y poco a poco,
pidiendo permiso, los dedos jugaron solos, se tocaban, se acariciaban, se entrelazaban.
Él la
miró, con la emoción desbocada, buscando su mirada. Pero ella no podía dejar de
mirar el infinito. No podía mirarlo a la cara. Quería, pero no podía. Él miro
al mismo infinito y ella encontró el valor. Lo miró, y él aprovechó su momento
de valentía. Le devolvió la mirada. Dos ojos encontrados, una sonrisa tímida de
ella. Una caída de ojos, dos bocas a milímetros. Se habían olvidado de
respirar. Él se acercó, ella también, una atracción invisible los acercaba, y
sin saber muy bien cómo, él posó sus labios sobre los de ella.
Cerraron los ojos, se abandonaron a la sensación carnosa de sus
bocas juntas. Se abandonaron a ese primer momento. A ese amor desbocado. Y se
separaron, y se miraron, y sonrieron. Y volvieron a juntar sus labios, esta vez
más juntos, como si no quisieran separarse jamás. Sus lenguas se encontraron y
bailaron juntas la danza de ese primer beso. Torpes, pero hechas la una para la
otra.
Un
abrazo le siguió a aquel beso. Un corazón galopante, respiraciones
entrecortadas, al unísono, juntas. Y en ese mar de sensaciones, se
descubrieron, descubrieron ese primer amor, ese amor inocente, ese amor de dos,
el primero correspondido.
Estupendo relato sobre algo por lo que TODOS hemos pasado. Qué tiempos aquellos. En ocasiones me gustaría volver a tener catorce años para volver a sentir aquellas sensaciones ante un mundo nuevo por descubrir.
ResponderEliminarGracias María, me has transportado a aquella época durante un ratito.
Un abrazo.
La verdad es que es un momento en el que está todo por descubrir. Esas sensaciones son únicas e irrepetibles. Me alegra haberte transportado. Un besillo.
EliminarSensaciones irrepetibles, inigualables,...inolvidables. ¡Precioso María! Besitos.
ResponderEliminarMuchas gracias. La verdad es que son sensaciones totalmente irrepetibles. Un besillo.
EliminarInteresantes primeros pasos infantiles en el terreno inexplorado para ellos con el sexo opuesto. Un saludo :))
ResponderEliminarEl primer beso nunca se olvida. Son momentos irrepetibles. Un besillo.
Eliminar¡Pero qué bien escrito y descrito ese primer amor y primer beso, María!
ResponderEliminarEvocador y sensacional texto... Me he deshecho entre recuerdos inolvidables.
Gracias.
¡Abrazo, Hermana de Letras! ;)
Me encanta haberte hecho recordar. Los primeros amores están llenos de ternura. Un besillo.
Eliminar¡Preciosísimo María! Qué ternura, el desconocimiento, las primeras sensaciones.. maravilloso, :)
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias Irene. La verdad es que son sensaciones que nunca se olvidan. Un besillo.
EliminarEsas sensaciones sólo las descubrimos, ciertamente, con nuestro primer amor. Ese que es único en nuestro recuerdo. Ese que todos hemos tenido y por el que pensábamos que moriríamos de amor, en caso de ruptura. La inocencia es el estado más feliz de una persona... tenga la edad que tenga. Bellísimo ese relato dedicado al primer amor
ResponderEliminarMuchas gracias. La verdad es que la edad, la inocencia, todo se junta para vivir sensaciones mucho más intensas. Un besillo.
EliminarPrecioso, como siempre.
ResponderEliminarAmor de verdad.
Muchas gracias. Amor, el primer amor es muy intenso. Todo se maginifica. Un besillo.
EliminarPrecioso relato de lo que significó ese primer encuentro con algo tan deseado y tan desconocido....Que pena que después vengan las rutinas y los desengaños.
ResponderEliminarLuchemos por el Amor que seguro merece la pena.
Besos
Ohhhh no tienen porque venir, si no las dejamos aposentarse en nuestras relaciones. El caso es no dejarles sitio. Un besillo.
EliminarQue lindo recuerdo aquel primer beso! La puerta a un mundo de sueños, romance y amor. Muy lindo María! Te mando una abrazo. Siempre es lindo leerte.
ResponderEliminarMuchas gracias. El primer beso siempre está lleno de recuerdos. La nostalgia. Un besillo.
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