Paseando
por la calle, un escaparate me llamó la atención. Era una tienda nueva de
lencería femenina, medias y calcetines adornaban el cristal. Pero no era eso lo
que me había llamado la atención, una especie de corpiño negro y ajustado
vestía un maniquí. Nada de encajes, es más, estaba segura de que era cuero.
Una
sonrisa me iluminó la cara, me imaginé con aquello puesto y con un látigo en mi
mano, unos tacones de aguja y mi pelo largo recogido en una cola. A mi marido
le daría un infarto nada más verme. Seguí de largo, tenía que recoger a los
niños de inglés, y no quería llegar tarde.
Aquella
noche, después de dar la cena y de acostar a mis tres bichitos, me senté con mi
pijama de franela en mi esquina del sofá. En el otro lado descansaba ya mi
marido, él menos caluroso que yo, iba en calzoncillos y camiseta de manga
corta. Lo miré mientras el cambiaba de canal buscando la misión imposible de
encontrar algo en la tele que nos llamara la atención.
- ¿Qué
quieres ver?
- Lo
que tú quieras cariño.
Esa fue
nuestra conversación. Nuestra vida matrimonial se había enfriado después de
tres embarazos, tres partos, carreras con los niños de un lado a otro, comidas
familiares, trabajos, salidas con los amigos.
Cuando
llegábamos a la cama, estábamos tan cansados que la libido quedaba rezagada a
un segundo plano. Los momentos de pasión se habían olvidado, dejados a un
segundo plano. Algún momento rápido mientras los niños veían la tele, en el
cuarto de baño, que es la única habitación que tiene pestillo, o alguna noche
que no nos quedáramos dormidos en el sofá.
Mirándonos
a los dos, yo sin depilar, el sin duchar, los dos dejados a la desidia de un matrimonio
de muchos años, decidí que estaba harta, que yo no era una mujer de 80 años
encerrada en un cuerpo de treinta y tantos. Yo todavía tenía mucha guerra que dar,
y no necesitaba ningún señor Grey que me lo recordara. Yo me iba a convertir en
la envidia de toda mujer, incluida la mojigata sosa de Anastasia Steele.
Según
recordaba, a mi marido no se le daba nada mal, y a mí tampoco. Juntos
funcionábamos muy bien, así que ¿por qué no volver a funcionar?
Mañana
mismo me pasaría por un par de tiendas, incluida la de lencería sexy de aquella
tarde.
- ¿Por
qué me miras tanto?
Una
sonrisa se dibujó en mi cara. No iba a dejar para mañana lo que podía empezar
hoy. Me levanté, le quité el mando de la tele y poco a poco, sin prisa, me fui
desabrochando los botones de mi pijama de franela.
Ayyyyy me encanta, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Un besito.
ResponderEliminarClaro que sí, y sobre todo para esos menesteres, jejejeje.
EliminarQue bueno María, las cosas en caliente mejor!! Jajajaja me ha gustado mucho!!
ResponderEliminarBesin :))
Sí quieres que te diga la verdad tú has sido mi inspiración, lo escribí después de leer tu último capítulo de nuestra Reina de Corazones, jejeje.
EliminarUn besillo.
Aprovechando los momentos que tenemos mujer guerrera.
ResponderEliminarBesos
Claro que sí, los momentos de mujer guerrera son los mejores. Hay que disfrutar, jijiji.
EliminarUn besillo.
Genial, desde el principio pero el final...¡¡¡lo has bordado!!! Bueníiiiiiiisimo
ResponderEliminarJajajaja me alegro de que te haya gustado tanto. Estoy feliz por ello.
EliminarUn besillo.
Jajajajaja. Lo del pijama de franela me ha "matao".
ResponderEliminarReal como la vida misma, nena.
Jijijiji, sí más real de lo que nos gustaría.
EliminarUn besillo.
Hay que tomar la iniciativa antes de que se enfríen más la cosas.
ResponderEliminarMuy bien logrado el ambiente de rutina marital María. Seguro que muchas parejas se identifican con tu relato.
Estupendo.
Un abrazo.
La rutina hay que dejarla a un lado, lo mejor es echarle pimienta a la vida.
EliminarUn besillo.
A grandes males, grandes remedios, y donde de ponga la intención, que se quiten todos los corpiños de cuero del mundo :)) Es bonito ver reverdecer la pasión en las parejas. Bien por la iniciativa de ella!!
ResponderEliminarUn besito de lunes, María.
Jajajaja sí que sí, además para lo que duran puestos...
EliminarUn besillo.
jejeje total para lo que iba a durar el corpiño puesto... :P
ResponderEliminarJijijiji y toda la razón que tienes, aunqeu ya te digo que de vez en cuando un paseillo entre encajes y cueros nunca está de más, jajajaja.
EliminarUn besillo.
Que genial, de mas esta decir que las cosas duran puestas menos que el quitarselas jaja me encanto maria
ResponderEliminarEsa es la pura verdad, pero eso es señal de que surten efecto.
EliminarUn besillo.
De cuero o de franela, sólo sirven para un momento, todo es mejor "a pelo" como dicen acá. Es tan real este relato, como que contaras la vida de todas las esposas del planeta. 100% identificada XD, pero mi pijama es de tela polar XD. Genial Maria!!
ResponderEliminarEso también es verdad, como "a pelo" no hay nada. Es una gran sorpresa.
EliminarAy a mi la franela tampoco me gusta dmasiado, yo también prefiero el polar, jejejeje.
Un besillo.
Así se hace. No hay que dejar nada para mañana porque luego, de tanto retrasarlo, se nos olvida. También hay que reconocer que un pijama de franela no es muy sugerente, sobre todo cuando la libido se toma unas vacaciones. Hay que hacerla volver como sea y si es visitando con frecuencia una tienda de lencería pues que no se hable más. Ahora bien, el estar o ponerse sexy no es solo cosa de mujeres, que conste.
ResponderEliminarUn abrazo.
El estar sexy y sentirse sexy es cosa de dos, y cualquier ayuda es buena para levantar la libido de nuevo.
EliminarUn besillo.
Como el tiempo ya se encarga de enfriar la vida misma, muy bien por tu protagonista. Como tiene que ser, :)
ResponderEliminarMe ha gustado mucho María, besos.
Muchas gracias guapa. La verdad es que bastante frío va a entrar ahora como para que o enfriemos más, jejeje.
EliminarUn besillo.
Mmmmmmm... Rico rico, María... jajajajajjaja
ResponderEliminarEspero el día que mi mujer se vista de Catwoman, pero sin látigo, prefiero que me arañe, no más...
Ensoñación lujuriosa, franela, cuero y encaje... En realidad, que más da lo puesto, lo que importa es que se quite uno la ropa y empiece el juego, que el matrimonio no se consuma en su desencanto. Un micro extremadamente sugerente, imaginación al poder, total, nunca dan nada bueno en la TV. Genial, compañera.
¡Abrazo, Hermana de Letras! ;)
Jajajaja en eso llevas razón, es mucho mejor que la tele.
EliminarLa imaginación es poder, y todo está permitido si los dos patrticipantes quieren,. Latigo, franela, encaje, cuero,... o nada. Lo que sea para darle chispa a la vida.
Un besillo Hermano de Letras.
Se avecinan cambios a golpe de latigo jajaja, o al menos con un látigo presente. Me ha parecido muy simpático el relato, donde es cierto que el matrimonio está en fase de rutina, pero también es cierto que el escaparate le ha abierto el cajón de las ideas a ella jeje :)
ResponderEliminar¡Un beso María!
Nunca viene mal abrirte a nuevos retos y experiencias.
EliminarUn besillo.
¡Genial! Esa es la actitud, je, je
ResponderEliminarBesos
Jijiji, ya veo que este te gusta un poco más que mi Querida Luisa. No siempre hay que ser buena.
EliminarUn besillo.