La
multitud gritaba enloquecida, el senador y su esposa estaban sentados junto a
sus dos hijas en la tribuna. Los leones rugían desde sus jaulas, girando sobre
sí mismos, esperando su próxima presa.
Los dos
grandes gladiadores del momento fueron presentados. La gente calló al oír la
voz potente que los traía a la arena. Siempre luchaban juntos, su ferocidad era
conocida por toda la Galia, y ahora habían llegado a Roma. Pero no solo eran
conocidos por ser buenos luchando. Sus manos eran conocidas por haber pasado
por multitud de mujeres satisfechas. Incluso patricias habían disfrutado en el
lecho con ellos, mientras sus maridos miraban lujuriosos.
Al
terminar la presentación, los dos gladiadores saltaron a la arena con paso
firme. Ninguno de los dos llevaba casco, sus melenas rubias brillaban con el
sol, los músculos de las piernas y de los brazos se marcaban con cada paso que
daban. Al llegar al centro, juntaron espalda con espalda, y levantaron sus espadas,
mientras gritaban. La muchedumbre rugía enloquecida al son de sus movimientos.
Las
jaulas se abrieron y los leones duraron poco entre las manos de sus oponentes.
Casi no usaron las espadas. Las jaulas volvieron a abrirse, y ante ellos
aparecieron doce gladiadores armados hasta los dientes. La pelea duró mucho
menos de lo normal en el coliseo. Los dos gladiadores se movían al unísono casi
sin separarse, su lucha era un baile mortal en el que los invitados sufrían un
terrible final.
Cuando
el último de los gladiadores cayó muerto, un silencio invadió las gradas. Los
dos vencedores volvieron a gritar invadidos por el fulgor de la batalla. Y el gentío
los acompañó a pesar de haberse quedado con ganas de más.
El
senador habló al oído con el lanista. Esa noche quería a los vencedores en su
casa. Sus hijas los querían conocer.
Una
orden que fue transmitida a los dos esclavos y que aceptaron con un
asentamiento de cabeza.
Aquella
noche las caricias fueron suaves y tiernas, las miradas eran de amor eterno,
los besos recorrían cuerpos sudorosos y erizados por el placer. El horror y la
sangre se quedaban en el Coliseo, y entre las sábanas dos hombres se declaraban
su amor eterno.
Pronto
tendrían que volver al teatro, pero esta vez el escenario era otro. Las mujeres
disfrutarían de sus atenciones, sin saber que otra persona ocupaba sus
pensamientos. Juntos luchaban, juntos vivían, juntos amaban y juntos morirían.
Esas relaciones entre gladiadores era más normal de lo que suponemos ahora.La homosexualidad era admitida e incluso bien vista. En la antigüedad las relaciones entre hombres eran signo de virilidad, Las mujeres eran utilizadas para la procreación.
ResponderEliminarUn relato lleno de matices que me han hecho vivir la emoción en la arena.
Besos
Sí, parece mentira que ahora no se vea tan normal, parece que vamos hacia atrás en la evolución,...
EliminarSabía todo eso, mi madre me enganchaba a todas las pelis y series romanas, además de sus lecciones de historia mientras las vaíamos, jejeje.
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Un besillo.
Me enganché a Spartacus, es tal cual lo cuentas.
ResponderEliminarBEsos.
Pues ya somos dos, jejeje. Creo que me he basado un poquito en la serie, no he podido evitarlo. Aunque con menos sangre, jejeje.
EliminarUn besillo.
Me encanta, María!! Si que era habitual que pasara en aquella época por lo que dicen y la verdad que lo has plasmado muy bien en el relato. Son como la pareja perfecta tus gladiadores!!
ResponderEliminarUn abrazo ;)
Muchas gracias, bueno supongo que nos sería plato de buen gusto fingir en otras camas, jejeje.
EliminarUn besillo.
Otra visión del mundo de los gladiadores, no todo eran luchas en la arena. :)
ResponderEliminarMuy chulo, María.
Besitos. :)
La verdad es que no, también tenían momentos para ellos, aunque fueran escaso.
EliminarUn besillo.
Ay Maria, yo que ya andaba ensoñesida con ese par y eran pan con pan jajaja. Pero es verdad, la homosexualidad en esas epocas era más aceptada que en nuestros tiempos hasta entre los machos más pecho peludo del imperio. En cuanto a Spartacus, así como Soledad y tu, también quedé enganchada pero de Ganicus!! Wow, que hombresote!!! Xp. Besitos!
ResponderEliminarAyy la verdad es que todos te dejan enganchada. Jijiji.
EliminarEran otros tiempo, la verdad es que parece que había menos tabúes que hoy en día.
Un besillo.
Un excelente relato María, :)
ResponderEliminarCumpliendo no solo con el espectáculo a muerte si no también con las necesidades de otros.
Me ha gustado mucho tu amor en la arena.
Besos.
Muchas gracias. Es verdad que esclavos o no, todos tienen su pequeño corazón, y sus necesidades.
EliminarUn besillo.
Un relato genial, muy ágil y con un final que lo hace "diferente" y por eso tan , tan bueno. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias. Me encantan tus palabras, siempre me dejas elánimo por las nubes.
EliminarUn besillo.
Muy pero que muy interesante, esta apegado a la realidad de aquel tiempo y acompañado de matices muy especiales de lujuria y romance me gusto mucho
ResponderEliminarMuchas gracias. Son visiones diferentes del momento.
EliminarUn besillo.
El relato es fabuloso, María. Pero no me pongas esa imagen que no me dejaba el gladiador concentrarme en las letras!! Jajaja
ResponderEliminarBesillos!!
Jajajaja, pue si me vieras buscando la foto que poner, jejejeje.
EliminarMuchas gracias.
Un besillo.
Un relato sorprendente en su final, María, totalmente inesperado. Muy ameno e interesante, me ha gustado mucho!
ResponderEliminarUn besillo de viernes.
Me encanta sorprenderos. Es todo un placer.
EliminarMuchas gracias.
Un besillo.
Conjugas estupendamente las tres eses clásicas de la nueva concepción cinematográfica de la arena: Sexo, Sudor y Sangre. Yo también me colgué con la primera temporada de Spartacus y, aunque había algunas esclavas que quitaban literalmente el hipo, soy más de Jean Simmons, bellísima en el Espartaco de Kubrick.
ResponderEliminarBsos, María
He de reconocerte que no me acordaba de ella y la he buscado. Como tú bien dices un auténtico bellezón.
EliminarYo me tragué la serie entera. Y mira que no soy muy de sangre, pero me enganchó. No sé porque sería...
Un besillo.
Aunque no he visto muchas películas o series de gladiadores, sí que recuerdo que la homosexualidad, o la bisexualidad (porque se metían unas bacanales de órdago por aquella época) estaban a la orden del día. Mientras no tengan que enfrentarse a muerte un día, podrán seguir disfrutando un buen tiempo gracias a su buen entendimiento en la arena (y fuera claro jeje).
ResponderEliminar¡Un beso!
Sí, lo mejor de todo es que estarán junto hasta su muerte. Juntos se juegan la vida, y viven lo que les dejan.
EliminarUn besillo.
Hemos coincidido un poquito en el relato, en el tema homosexual, vamos.
ResponderEliminar¿Sabes? La expresión de pasarse a alguien por la piedra viene de esa época, cuando se humillaba a alguien se le pasaba por la piedra, se lo sodomizaba.
No me llega nada tuyo en las comunidades. no sé si es que he hecho algo raro o qué (carita extrañada)
Un abrazo.
No tenía ni idea de esa curiosidad. La guardaré en mi baúl.
EliminarNO te llega nada de las Comunidades porque las he dejado por un tiempo, me quitan mucho tiempo y he decidido no publicar en ellas. Pero tranquila que volveré.
Muchas gracias.
Un besillo.
Ah,vaya. La verdad es que si que quitan tiempo,sí. Espero que vuelvas pronto. ¿En círculos tampoco publicas?
ResponderEliminar¿En Círculos? No sé a que te refieres.
EliminarParticipo en concursos y eso, y publicó cada entrada en Google+, Facebok y Twitter, y poco más.
Volveré pronto, jejeje.
Un besillo.
Jajajaja. Me refería a los circulos estos de google. Es que me siguen sin llegar tus cosas. En fin, misterios de la red. Aún hay cosas de aquí de google y de bloguer que no controlo bien.
EliminarOtro besico, linda.
Es que ahora mismo, si te soy sincera, solo publico en mi perfil de Google+, ya no uso nada más, pero creo que dentro de poco volveré a las Comunidades. Así que te llegaran.
EliminarDe todos modos, me enseñaron una forma de ver todas las novedades de los blogs que sigo. Solo tienes que meterte en tu página principal de blogger y donde pone Mis blogs, darle a añadir. Metes la dirección del blog que te gusta, ahí te aparecen todos los días las nuevas entradas. También puedes convertirte en seguidora de ese Blog si lo tiene en su Blog.
No sé sí me he explicado bien, espero que sí.
Un besillo.
Sí, sí, eso lo sé. Tengo algunos blogs en mi blog. A lo que me refiero es que yo a ti te tengo en círculos de google y no me llegan tus entradas. Las de otra gente sí. En todo caso, últimamente, me están pasando cosas raras. Por ejemplo: no todos los comentarios que me hacen me llegan al blog. Supongo que es todo por la nueva configuración de google. No sé. Entro que aún no controlo mucho estoy y que hay cosas que no me llegan...¡vaya lio!
EliminarPues la verdad es que no tengo ni idea, porque yo eso de los círculos no lo utilizo, jajaja. Estoy como tú, soy un poco novata en estos temas.
EliminarUn besillo.
¡WoW! Hipnotizada andaba leyéndote, María...
ResponderEliminarSolo he visto un par de capis sueltos de Spartacus y lo que vi... ¡Ay! ¡Dioses! Batallas, Cuerpazos... Así que la tengo en pendiente, ¡Wiki! ;3
Peeero... Tampoco lo he necesitado mucho para visualizar tus Letras, con una especie de mezcla de Gladiator y dos Rubiales a los que me he imaginado como Vikingos (Mis ideas y yo... xDD), y, a pesar de ser pan con pan como dice Mendiel, esa Visión no tiene desperdecio #SeSabe
"Aquella noche las caricias fueron suaves y tiernas, las miradas eran de amor eterno, los besos recorrían cuerpos sudorosos y erizados por el placer. El horror y la sangre se quedaban en el Coliseo, y entre las sábanas dos hombres se declaraban su amor eterno."
Este Párrafo me parece Precioso *-*
¡¡Muchos Besitoooos Purpurinosos!!
Muchas gracias Campanilla. Ya echaba de menos tus comentarios, jejeje.
EliminarLa verdad es que unos vikingos de unos gladiadores no se diferencian mucho, así que ya sabes puedes imaginarte lo que quieras, que para eso estamos.
Un besillo.
Me ha encantado, María. Una pareja de luchadores inolvidable!
ResponderEliminarMuchas gracias Paola. La verdad es que hacen buena pareja.
EliminarUn besillo.
jeje María, el relato promete más de lo que narras... ¿será el comienzo de un culebrón?... las pasiones, los desengaños, lo prohibido, lo anhelado... vamos que no le falta de nada!! Será que nuestros jueces deberían de indultar tu relato en el concurso y concederle otras 600 palabras más??... a ver como acaban... jajaja
ResponderEliminarYo también me enganché a Spartacus... y a Roma... en fin, Dios nos cría y el El Círculo de Escritores nos anima... ;D
Un saludo!!
Jijijiji tienes toda la razón. La verdad es que El Círculo de Escritores nos anima. No sé que tiene la época romana que engancha.
EliminarUn besillo.
Inesperado final, María.
ResponderEliminarMuy buen relato, tierno a su modo. Me ha gustado mucho.
¡Abrazo!
Me alegro de que te haya gustado. Siempre me gusta dejar una sorpresa para el final, aunque creo que no soy la única, jeje.
EliminarUn besillo.
El amor no elige géneros, ni distingue si el ser amado pertenece a diferente sexo.
ResponderEliminarMuy buen relato, que nos lleva a entender que en el amor no existe nada que no haya existido hace más de dos mil años. Un besito guapa, me ha gustado mucho
El amor no entiende de nada, ni de sexos, ni de razas, ni de colores,... Solo es amor. Es lo más puro que existe.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un besillo.
Saludos María, buen relato, un ambiente de sangre y muerte, que a todas luces tenía matices donde se les buscara. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarMuchas gracias Mery. La verdad es qeu no hya combate de gladiadores sin un poco de sangre y muerte.
EliminarUn besillo.
Muy buena la idea y el contraste entre la brutalidad del mundo en el que se exponían y la intimidad que los unía.
ResponderEliminarBuenísimo
Muchas gracias, no todo iba a ser sangre y muerte en los gladiadores. El amor está en todas partes.
EliminarUn besillo.
Buenísimo, María. Una narración fluida y directa. La presentación es como la de una pareja de luchadores de videojuego, todos esos contrincantes mordiendo el polvo bajo el inquebrantable poder de esas dos bestias humanas, y que decir del desenlace, dos hombres que todo lo comparten, incluso el amor, perfecto. De momento, en mi opinión, es el mejor de los relatos de gladiadores que he leído. ¡Suerte, compañera!
ResponderEliminar¡Abrazo, Hermana de Letras! ;)
Muchas gracias. Con que buenos ojos me miras. La verdad es que en la arena seguro que la sangre y la muerte no era lo única que se veía.
EliminarUn besillo.
Muy bueno María. La mujeres se los disputaban y ellos solo querian estar juntos.
ResponderEliminarExcelente relato.
Un abrazo.
Nunca se sabe que hay detrás de una cara bonita. Pero bueno, ellos dentro de todo lo malo supieron encontrar su propia felicidad.
EliminarUn besillo.
Más que un cuento, esto es la sinopsis de un texto más largo que deberías considerar escribir.
ResponderEliminarMuchas gracias, aunque creo que por ahra lo dejaré así. Os doy la oportunidad de continuar la historia en vuesta mente. Así mis gladiadores tendrán más de un final.
EliminarUn besillo.