Te
busco y no te encuentro. Te busco de un lado a otro, en un abrazo, en una
sonrisa, en una caricia, pero no estás. Te has ido, te has ido y me has dejado.
Y
mientras voy al volante repaso a las personas que me puedan dar un cachito de
ti, de tu momento. Un pedazo de esa sensación. De ese momento a salvo. Y me
recuerdo cuando te tenía conmigo, cuando era fácil encontrarte. Cuando esa
sensación no estaba vedada para mí.
Ese
abrazo abandonado, ese momento de llanto en silencio o a raudales, en esos
momentos a salvo. Y volvía a ser niña, volvía a ser una niña indefensa,
completamente arropada, a salvo.
Ahora te
has ido, me has dejado, ya los abrazos son los míos propios. Ya no hay momentos
de debilidad, porque la fortaleza es la mía. Ya no existe ese abandono en los
abrazos sin preguntas.
Y echo
de menos esos ratos en los que volvía a ser una niña desprotegida, esos
instantes de miradas cómplices, de una mano en mi pecho, de una sonrisa
alentadora. Un pequeño apoyo para seguir adelante.
Oh, ¿ese es un relato dedicado a un padre?, me ha dado esa impresión. Un abrazo enorme María.
ResponderEliminarEn realidad está dedicada a una sensación que solo me daba mi madre, jejeje. Pero sí, basicamente está dedicada a ella.
EliminarUn besillo.
Sí que se echan de menos, muchísimo. Mi madre también era así, cálida y fuerte a un tiempo, ella me daba seguridad y me cuidaba siempre. Desde que se fue yo también he aprendido a tener mi propia fortaleza... pero añoro sentirme como una niña, el desahogo que sentía al saberme comprendida sin objeciones.
ResponderEliminarUn beso enorme, María.
La verdad es que sí se echa de menos. Pero como dicen es ley de vida, y ahora tenemos qeu darle esa sensación a las nuevas generaciones.
EliminarUn besillo.
Entiendo lo que dices de esa sensación que se recuerda, esa protección que sólo puede dar una madre y que, aun perteneciendo a la niñez, nos acompaña toda la vida. Dicen que es la etapa más importante de nuestra vida y, en el fondo, creo que un poco de nosotros sigue siendo niñ@ (en unos menos y en otros más, je, je)
ResponderEliminarBesos
Me encanta tener una parte de niña en mí, aunque si te soy sincera me alegro de haber pasado la adolescencia, uffff.
EliminarPero es verdad que ese sentimiento dura toda la vida.
Un besillo.