22/12/14

Etiquetas

     Constantemente nos dicen que no se deben poner etiquetas a los niños. Que los niños son como son y que cada uno tiene su ritmo. Que no les digamos que son unos vagos o que son tontos o malos.

      Pues no, yo intento no etiquetarlas, cuando mi hija mayor me dice que le duele la mano cuando está dibujando, no le digo que es vaga, simplemente es que tiene la mano floja. Cuando mi hija pequeña hace llorar a la hermana y se ríe por ello, no le digo que es mala, simplemente está interactuando con su hermana.

Cuando mi hija mayor me dice "mama no encuentro mis zapatos", y los tiene delante, sólo quiere que su madre este a su lado y le ayude a buscarlos.

     Cuando mi hija mayor sale corriendo de su cuarto porque está a oscuras, no es que sea cobarde, es que está pasando una fase. Cuando mis hijas me cuentan que su hermana les ha hecho algo, no son chivatas, simplemente quieren compartir sus experiencias.


     Cuando mi hija mayor me cuenta mentiras para que no le regañe o porque acaba de aprender lo que es la mentira, no es una mentirosa, solo tiene una versión distinta de las cosas. Cuando mis hijas no quieren compartir sus juguetes con la hermana, no es que sean egoístas, sino que reclaman su derecho de propiedad.


     No se deben poner etiquetas a los niños, en eso estoy de acuerdo. Los niños pasan por etapas diferentes, y ahí estamos los padres para que las superen. Ellos no entienden la diferencia de lo bueno y lo malo. Somos los padres los que se los tenemos que enseñar. 


     Yo he optado por si ponerles etiquetas, etiquetas positivas. Cuando mi hija mayor va al baño sola, le digo lo valiente que es, cuando hacen su tarea, comparten sus juguetes o ríen juntas, las alabo y les digo lo bien que lo hacen. Intento reforzarlas positivamente para que intenten ir por ese camino.


     Pero no voy a negarlo, a veces me sale solo, decirle a mi hija pequeña lo mala que es, que es un bichillo al que le encanta chinchar a su hermana, que me pinta las paredes, la televisión y todo lo que pilla. Así que hay veces que no lo puedo evitar y le digo que es un bicho. Lo mismo que cuando mi mayor llora por todo y le digo que llora por tonterías.


     Y es que aunque la teoría está ahí y es perfecta, la práctica no es tan perfecta. Los padres y las madres nos volvemos locos con lo que podemos o no podemos hacer, con lo que es lo correcto o no, para que nuestros hijos sean buenas personas y no estén etiquetados, pues ya van a estar bastantes etiquetados a lo largo de su vida.




3 comentarios:

  1. Qué chulo!!! El refuerzo positivo es lo mejor, y claro que a veces se nos escapa decir alguna cosa, que son muchas horas todos los días durante años, pero si generalmente reforzamos positivamente serán adultos seguros y buenas personas. Un besín.

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    1. Muchas gracias Marigem. La verdad es que el refuerzo positivo es lo mejor, como bien dices, aunque a veces se nos olvide, es la mejor manera para que los niños hagan un poquito de caso. Un besillo.

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