Adicta a ti

                Soy adicta. Dicen que el primer paso es reconocerlo. Pues ya está, ya he dado el primero. Lo digo bien alto para que todos me oigáis. Soy adicta. Llevo meses enganchada y no puedo parar. Cada mañana me levanto con esa sensación, esa necesidad de ti.

                Sí, porque soy adicta a ti. No te lo había dicho antes, porque no lo sabía. Al principio todo iba bien. Me levantaba y tecleaba todas mis ideas, sin importar cuando ni como las expondría. Mis ideas estaban allí abiertas a cualquiera. Expuestas, vulnerables.

                Pero no todo acabó aquí. De repente una alarma apareció en mi escritorio. Un uno aparecía como único número, miré y ahí estabas tú, saludándome abiertamente. Diciéndome lo que más te gustaba de mis letras.

                Poco a poco vinieron más, y más, el número subía sin parar y yo me deleitaba con tus palabras. Me hacías reír, emocionarme, llorar o incluso enfadarme. Pero siempre me provocabas alguna emoción. Pronto ya no podía vivir sin esas emociones a flor de piel.

                Y cada mañana me levanto como una exhalación para comprobar sí ese número ha subido, y que ocurrencia nueva se te había ocurrido. Ya no puedo vivir sin ti, actualizo, y actualizo, miro y remiro. Te necesito más que a mis letras. Me has convertido en una adicta a las tuyas.

                Por eso, y para poder desengancharme, aunque sea poco a poco, doy el primer paso. Soy adicta a ti, a tus letras, a tus comentarios. Y mientras escribo esto, estoy pensando que hoy aun no te he leído. Voy a mirar a ver si has puesto un nuevo comentario. Te dejo.