Érase
una vez una chica de apenas veinte años que paseaba por la orilla de la playa.
Érase
una vez un chico de un poco más de veinte años que salía a pescar con su padre
en la barca todos los días.
El
chico veía a la chica a lo lejos y todos los días intentaba reunir las fuerzas necesarias
para bajarse de la barca e ir a hablar con ella.
La
chica todos los días hablaba con el mar, paseaba sus pies descalzos por la
arena mientras sentía el agua fría como parte de ella. Al mar le contaba todos
sus secretos. Y el mar escuchaba paciente lo que su amada le decía.
Damián,
que era así como se llamaba el chico, un día en el que su padre no se
encontraba muy bien, y no salieron a pescar, reunió todas sus fuerzas y fue a
hablar con Eva, la chica de sus sueños. Esa chica de cabellos dorados y ojos
transparentes que se fundían con el color del mar.
Cuando
Damián habló con Eva por primera vez, descubrió que ella también lo miraba de
reojo cada día que iba a la playa. Y allí, a la orilla del mar, sus besos se
encontraron. El mar rugió furioso y una ola los bañó. Ellos rieron, sintiéndose
felices por su amor.
En los
próximos días, Eva se acercaba a la playa para esperar a su amor, hasta que terminara
de pescar. Ya no hablaba con el mar. Aquellos momentos eran de espera, de
pensamientos en Damián.
Damián salía a pescar con su padre, hasta que un día hubo una tormenta inesperada que
volcó la barca. Su padre murió entre mar y agua y él salió como pudo de entre
las rocas, pero sus piernas ya no le respondían.
La
tragedia se tornó sobre la familia, que dependían de la pesca diaria para vivir.
Eva lloraba por la desdicha de su amor, pero no se separó de él en ningún momento.
El amor era cada día más fuerte. Se amaban a pesar de los duros momentos.
Uno de
esos días en los que Damián estaba más serio de lo normal, Eva, enfadada e
impotente por no poder ayudar a su amor, se fue a su orilla y allí entró al
mar. Le gritó mientras su vestido blanco se empapaba de agua salada. Las olas
empezaron a crecer acompañando la furia de Eva. La movían de un lado a otro
mientras las lágrimas de Eva se mezclaban con la sal del mar.
En ese
baile con el agua Eva notó como su cuerpo cambiaba, sus piernas desaparecieron,
dando paso a una cola, una cola de pez multicolor, las escamas le cubrían el
cuerpo, y se dio cuenta de que podía respirar debajo del agua. El mar la había
convertido en sirena.
Eva no
pudo volver a salir del mar. Nunca más pudo ver a Damián, si no era a lo lejos,
cuando él se acercaba a la orilla en su silla de ruedas, para poder verla. Cada
vez que Damián intentaba subir a un barco para acercarse a su amor, el mar se
embravecía, haciendo imposible cualquier navegación.
Una vez
incluso intentó tirarse al mar para poder estar con Eva, pero este lo escupió
como si de una piedrecilla molesta se tratara.
Érase
una vez el mar enamorado de una muchacha a la que convirtió en sirena para
poder tenerla solo para él.
Érase
una vez una sirena que nadaba al son de las olas del mar.
Érase
una vez un mar enamorado.
Un triste cuento, profundo como el mar enamorado. Amor, muerte y separación. Con reminiscencias clásicas pero sin final feliz. Un cuento dulce y salado, como las lágrimas de los protagonistas mezcladas con el mar enamorado.
ResponderEliminarAbrazo, Hermana de Letras. ;)
Muchas gracias Hermano de Letras. Bonitas palabras que podrían ser la continuación del cuento. UN besillo.
Eliminar¡Jopetas! u.u
ResponderEliminarMe ha gustado muchísisímooooooo, pero, ¡lechugas!, que triste ;(
No sé, se me ha quedado dentro del pecho un "no se qué", que no soy capaz ni encontrarle Palabra...
¡Puñetero Mar! ¡Qué egoísta fue! ¡Y qué celoso!
Y... ¿Sabes qué me llama más la atención? Ese nexo común que tienen Damián y Eva Más Allá de su Amor... Sus Piernas. El Mar les destrozó las Piernas, para que nunca más pudieran pasear por su orilla... Se las quitó u.u
¡Aiiix! Se me pierden los Suspiros por todos Lados...
¡Besazos, Guapita!
Se las quitó a los dos, lo único que a ella le dio cola en vez de piernas. Me alegro haberte hecho suspirar. Un besillo muy grande.
EliminarMe encanta. Cuando lo iba leyendo me iba imaginando todos los cuadros. Un cuento muy triste que refleja a la perfección el amor y todo lo que conlleva debido a los diferentes sucesos que nos depara la vida.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Si, la verdad es que el amor está presente en todo el relato. Algún amor más egoísta que otro. Un abrazo.
EliminarEs precioso María, triste y nostálgico pero duradero.
ResponderEliminarEl primer amor dulce e ingenuo no pudo ganar contra el amor fuerte y desconsiderado del mar.
Besos ^^
El mar se llevó las de ganar, aunque los celos hicieron de las suyas. Un abrazo.
EliminarHermoso cuento María! Amores contra amores, celos y egoísmo contra el romance. Tiene tantos condimentos que hacen fantástica la historia, me gusto mucho. Abrazo grande!
ResponderEliminarMuchas gracias. Está un poco inspirada en una canción de Mecano. No es original, pero he querido hacer mi versión de la historia. UN besillo.
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