SINOPSIS DE LOS PERSONAJES
HADAS:
DRÍADES: Hadas de Tierra.
SALAMANDRAS: Hadas de Fuego.
ONDINAS: Hadas de Agua.
SILFOS: Hadas de Aire.
DRÍADES:
Arien: Reina de los Dríades.
Eglantina: Maestra Dríade.
Ellyon: Buscador Dríade.
Abatwa: Dríade desterrado.
SALAMANDRAS:
Nimue: Reina de las Salamandras.
Glasting: Maestra de las Salamandras.
Leanan: Buscadora anterior.
Morrigu: Buscadora de las Salamandras.
ONDINAS:
Oonagh: Reina de las Ondinas.
Lorelei: Antigua buscadora y pareja de Abatwa.
Licke: Buscadora de las Ondinas.
SILFOS:
Moira: Reina de los Silfos.
Edrielle: Buscadora de los Silfos.
ELFOS OSCUROS:
Zelantina: Reina de los Elfos oscuros.
Dagmar: Hijo de Zelantina y Guerrero Ede los Elfos Oscuros.
CAPÍTULO XXI
La
comida rebosaba en la plaza. Los jugos de bayas pasaban de unas manos a otras.
Las hadas bailaban al son de la música que hacían sonar los pocos que sabían
utilizar los instrumentos. Licke danzaba al son de las flautas, mientras
espolvoreaba gotitas de rocío a su paso.
Estaba
contenta, sobre todo desde que Abatwa se había abierto a ellos. Estaba segura
de que eso le daría una oportunidad. Era optimista por naturaleza, todo le
hacía sentir feliz. Y cuando estaba al lado del Dríade se sentía más feliz aún.
Se
había enamorado de él, aún sin conocerlo. Al oír hablar de su pasado, ese halo
de misterio que lo cubría. Todo en él era especial para ella. Pero cuando lo
vio, tan seguro de sí mismo, tan lleno de pena en su interior, supo que ella
tenía que salvarlo. Y lo haría con su amor, poco a poco, con paciencia. No
tenía prisa. Las hadas viven mucho tiempo. Y aunque sabía que cuando la
búsqueda acabara, ella tendría que volver a ser humana, habría más búsquedas.
Siguió
girando, y girando sobre sus pies, mientras pensaba en sus sentimientos. Sabía
que todos los conocían. La consideraban una niña, pero ella sabía tener
paciencia. Era una niña con las cosas muy claras. Y sabía que quería a Abatwa y
acabaría viviendo con él como hada.
Lo vio
bebiendo al lado de Edrielle. Los dos se querían más que si fueran hermanos.
Rebosaban paz cuando se encontraban juntos. Los miró un instante, y se acercó a
ellos. Cogió a Abatwa de las manos y lo llevó a bailar con ella. El Dríade no
se resistió. No podía negarle nada aquella niñita que había robado su corazón.
Sentía que tenía que protegerla en todo momento. Se había convertido en la hija
que él nunca tuvo.
Edrielle
se quedó sola unos pocos minutos. Mientras reía viendo bailar a sus amigos, se
dio cuenta de que alguien se acercaba a ella.
- ¿Cómo
te encuentras? – Arien tocó levemente la barriga de la Silfo.
- Estoy
bien. Mis pequeñas ya empiezan a comunicarse conmigo. Aunque siguen prefiriendo
hablar con Ellyon. Aún no sé porque.
- Ellyon
es poderoso, mucho más de lo que ha sido otro buscador Dríade hasta ahora. Ni
siquiera él sabe todo el potencial que posee. Ya su abuelo era poderoso.
- Le
echo de menos. Se parece tanto a él. Sé que sus aventuras ya han acabado, pero
deberíais permitir que nos visitara. Solo para verlo.
- Sabes
que eso es imposible. No se contempla en las leyes. Solo os llamamos para ser
buscadores. Cuando acabáis vuestra misión, volvéis al mundo al que pertenecéis.
- Lo
sé. Pero es difícil de entender porque unos viven más búsquedas que otros. En
el caso de las Salamandras está claro, pero ¿los demás?
- Solo
Fénix y los dragones lo saben. Nosotros solo somos meros buscadores. Un medio
para un fin.
- Dos
hadas tan preciosas no deben estar aquí tan serias. Necesitáis bailar. – Abatwa
les tendió una mano a cada una que aceptaron encantadas.
Morrigu
se movía entre las hadas sin rumbo fijo. Su mirada oteaba el cielo sin
descanso, olvidándose de todo lo que había sobre la tierra. Estaba nerviosa.
Sabía que ella era la pieza importante de la búsqueda y quería estar a la
altura. No sabía si encontraría su dragón, o tendría que esperar a la siguiente
búsqueda. Pero sí sabía lo que sentía. Las llamas de su interior la quemaban
sin remedio. No era capaz de controlarlas. Y mucho menos después de haberse
unido a Dagmar.
No
había contado nada de aquella unión, de lo que había visto, ni de lo que había
sentido. Pero Fénix había abierto todas sus barreras y las del elfo oscuro. Así
que había podido entrar en él y entender todos sus sentimientos. Vio que no
todos los elfos oscuros son tan oscuros. Qué el ser hijo de una reina te marca
durante toda tu vida. Y más cuando tienes a una madre que antepone su pueblo a
su propio hijo. El no saber quién era su padre y la tortura a la que se veía
sometido con los desprecios de Sharku.
- Deja
de mirar al cielo. Él no aparecerá hasta mañana a la hora de partir.
- Lo sé
Ellyon, pero me siento más segura cuando está conmigo. – Morrigu salió de sus
pensamientos cuando el Dríade se acercó a ella. Se agarró de su brazo y
siguieron paseando entre las hadas.
-
¿Estás nerviosa? Porque yo no sé cómo la gente puede estar tan tranquila bebiendo
y bailando. Sabiendo a lo que nos enfrentamos mañana.
- Es la
forma que tienen de olvidarse por un momento de las preocupaciones. A mí no me
parece mala idea.
- Lo
sé, pero es que encima tenemos que ir cargando de esos odiosos elfos, y…
- No
son tan odiosos como tú crees.
- No sé
a ti, pero a mi Sharku me da escalofríos. A saber sí no traerá veneno para
matarnos a todos.
- No te
preocupes, está en juego el honor de su reina. Y el Fénix no les ayudará si nos
atacan. Con lo que no tienen opción.
- De
todos modos no les quitaré ojo.
- Ni
ellos a ti. – Los dos se echaron a reír.
De
pronto las luces se acabaron, la música cesó, y una voz sonó por encima de las
demás.
- Es
tarde. Es la hora. Los festejos han acabado. Los buscadores deben descansar
para empezar con una buena búsqueda mañana.
Hubo
murmullos de asentimientos y alguna que otra protesta por parte de las hadas
más jóvenes.
- Buena
búsqueda.
Las
hadas gritaron al unísono, y después el silencio se adueñó de la ensenada.
Todos fueron retirándose a sus casas. Los buscadores durmieron todos juntos en
el suelo frente a la chimenea.
Hermoso instante de festejo, saboreando el nuevo amor que crece entre Abatwa y sus compañeras de viaje. Me ha encantado la visión comprensiva de la cierta oscuridad impuesta en los elfos. Un capítulo de ensueño, un día antes de partir en busca de los huevos de dragón. Apasionante, María.
ResponderEliminar¡Abrazo, Hermana de Letras! ;)
No sé yo si Abatwa sinte el mismo amor que Licke, pero ya se verá. A ver que ocurre con ese amor.
EliminarUn besillo Hermano de Letras.
Ains, aquí llevo un montón de retraso.jeje A ver como lo soluciono, porque me ha gustado este trocito. ;)
ResponderEliminarUn abrazo gordo. :)
Puedes ir al apartado de por entregas y tienes dos enlaces, el del primer capítulo, o directamente en la recopilación de los primeros quince capítulos. Son cortitos, espero que te gusten.
EliminarUn besillo.
Gracias, apañá :)
EliminarDe nada guapa. Hay que ponerlo fácil.
EliminarUn besillo.
Un capítulo construido, con buen hacer, mediante unos diálogos naturales e inteligentes. Muy bien llevada la escena a través de esa pareja de personajes hablando de sus preocupaciones o sentimientos, introduciéndonos en la mente de cada uno justo el día antes de marchar a la Búsqueda. Una cosa que más me gusta de las historias (novelas, relatos, películas, series), y a lo que más importancia doy, es a los diálogos, por eso este capítulo me ha gustado tanto.
ResponderEliminarUn abrazo, Compañera.
Me alegro de que te guste. Es verdad que los diálogos son algo difíciles de hacer para darles credibilidad. Así que me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn abrazo Compañero de Letras.
Un besillo.